De vez en cuando llegan pacientes asustados con diagnósticos que no acaban de entender, imaginándose una vida llena de dolores, sin hacer las cosas que normalmente hacen o les gustaría hacer. Muchas veces es la falta de información clara lo que provoca en estas personas ese miedo y sufrimiento. Es cierto que los profesionales de la salud tenemos una tendencia a desdramatizar todo lo relacionado con los problemas de salud de nuestros pacientes, y por este motivo a veces no damos suficientes explicaciones o informaciones. Me gustaría verter algo de luz sobre algunos de esos diagnósticos que atemorizan a nuestros pacientes y para ello inicio hoy esta serie de artículos para aclarar “términos misteriosos”.
Todo lo relacionado con columna vertebral da “mucho susto” y por eso nos centraremos en algunos términos que atañen a esta parte tan importante de nuestra anatomía. Haremos primero un breve recuerdo anatómico: nuestra columna está formada por una serie de vértebras, entre las cuales se disponen a modo de almohadilla los discos intervertebrales. Estos discos tienen la función de amortiguar y repartir la carga que soportan nuestras vértebras al movernos y coger peso. Tienen un núcleo central y un anillo cartilaginoso que rodea al núcleo. Por la parte posterior del cuerpo de la vértebra y del disco se encuentra la medula espinal y de ella surgen las raíces nerviosas que se dirigen hacia los miembros a través de orificios formados por las partes posterior y lateral de las vértebras. Los ligamentos y musculatura dispuestas alrededor tambien protegen nuestra columna y medula espinal. Empezaremos con las lesiones discales:
Discopatía: se refiere a cualquier lesión que afecte a un disco intervertebral. Hay diversos tipos: Fisura: cuando se rompe el anillo fibroso y parte del núcleo se desliza por esa fisura, pero no existe desplazamiento del disco fuera de su sitio. Protusión: cuando el anillo fibroso de desplaza empujado por el núcleo. Puede entonces comprimir la médula espinal. Si el núcleo se rompe y `parte de su contenido sale, hablaremos de hernia de disco.
La manifestación de estas lesiones varía mucho de una persona a otra. Podemos vivir con varias protusiones y no tener ningún síntoma doloroso o podemos sufrir una herniación que nos provoque dolores constantes y falta de sensibilidad y/o fuerza en alguno de nuestros miembros. El tratamiento irá encaminado a la Higiene Postural, la farmacología para el dolor y la inflamación, el tratamiento fisioterapéutico para disminuir el dolor, aumentar la flexibilidad y potenciar la musculatura a través del ejercicio terapéutico dirigido. En ocasiones será necesaria la intervención quirúrgica para eliminar la hernia discal. En la mayoría de los casos, el que una discopatía tipo fisura o prolapso degenere en una insufrible hernia de disco, dependerá fundamentalmente del estilo de vida del paciente. Si aprendemos a adoptar buenas posturas, a trasportar pesos de forma ergonómica (sin dañar nuestras vértebras y discos) y a hacer un ejercicio moderado, ayudaremos a nuestros discos a “no tener que salirse de su sitio”.
Aclarando términos: Hernia, Protusion y otros misterios.
Comparte este artículo: